viernes, 16 de abril de 2010

El parar más que una obediencia a la coyuntura, nos emerge como un sentido dado al pensamiento

Seguramente, los amables y afables lectores y lectoras de este lugar, habrán notado que la actualización de este blog durante el último tiempo no ha contado con una periodicidad demasiado continua en el tiempo.

Razones para ello abundan, donde las atingencias de todos y todas que a fin e cuenta son quienes forman y damos vida a la población, surgen como sustento principal de la poca continuidad.

Eso, sería lo más fácil de esgrimir como causal y/o atenuante. Sin embargo, todos los que conformamos el “equipo de apoyo”; en definitiva, toda la Población Lautaro, seguimos firmes en la idea que más que “exponer”, lo que buscamos es “mostrar” los avances que poco a poco vamos logrando sin que, necesariamente exista una premura en el tiempo, en que al igual que Greg Mortenson, con sus escuelas en Adganistán seguimos la idea de tener la construcción de relaciones en tanta consideración como la construcción de proyectos. De ahí que a veces hemos optado por ralentizar el ritmo, y otras –como en la última crónica- a invitarles a imaginar a la espera de dar con una imagen que permita de buena forma graficar lo que queremos mostrar.

Por todo lo anterior, no nos queda más pedirles paciencia, pero por sobre todo confianza en que lo que mueve a este nuevo movimiento lejos de estar detenido, se encuentra en reposo a la espera de un nuevo reordenamiento, que con toda seguridad no pasará de la próxima semana para traer nuevas ideas que esperamos nos ayuden a difundir.

Un saludo en la cercanía de todos y todas los que de algún modo pertenecemos al lugar más alto del Cerro Alegre de Valparaíso, la Población Lautaro, que más que acender busca iniciar su viaje desde los mismos cimientos del sentir y pensar.